La fe es, a la vez, una acción profundamente personal y manifiestamente pública. Su contenido, centrado en Jesucristo, reconocido como Señor por el acontecimiento pascual, transfigura desde dentro a la historia y a la humanidad, y se convierte en cultura. La presencia creyente en el mundo aporta su propia palabra y construye solidariamente desde las propias convicciones, y está puesta al servicio de la salvación integral.
Los trabajos que aquí se presentan como homenaje de la Academia Mexicana de Teología al entrañable y extito amigo y colega fray Manuel Anaut, OFM, dan testimonio de que la Teología, como razón creyente, como fe pensante, puede ofrecer su servicio específico tanto a la Iglesia como a la sociedead, ocupando también un lugar en la esfera pública.
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